sábado, 1 de noviembre de 2014

De confesiones.

En el preciso momento en que uno está en la plena comodidad de no hacer nada, aparece alguien a llenarlo de recuerdos.

Sentada frente a la computadora en un momento cualquiera, me encuentro con un bonito comentario en una foto colgada en la página de una red social y esto me genera una emoción que me remite precisamente a los momentos en que me gustaba leerle la sonrisa y la mirada a la persona que hace el comentario.

De las tantas veces que uno puede “elegir” yo elegí ese trabajo, lo que implicaba que por ese hecho inevitablemente iba a conocerlo o al menos a tener un acercamiento, así fue, estaba escrito! (risas)
Pude leerlo desde la primera vez en su sonrisa que siempre me pareció bella y en su afán constante que se notaba en los pasos cortos que apresuraban su salida, o su entrada, en fin, su caminar... en ese proceso me fui dando cuenta que tuvimos en el pasado algunas actividades en común, personajes y lugares que ambos conocimos, de cierto modo compartíamos memorias aunque poco mencionáramos el tema.
Nos acercamos a razón del trabajo, no mucho, lo suficiente, un acercamiento prudente en el que uno no puede descubrir mucho del otro, de él porque no dejaba y de mí porque él no quería. Siempre a la distancia precisa a la que se puede ver su imagen reservada. Y esto me agradaba mucho más. Conocí su aire de nostalgia y de elocuencia, de comentarios idealistas en las reuniones laborales, de poesía bohemia, de amor profundo y de revolución en letras, de desacuerdos y desagrados por la gente, de gustos por las cosas pequeñitas, de agotamientos a razón de esfuerzos vanos, de motivaciones musicales, un poquito de todo lo que hacía. Disfrutaba tanto de esa esencia que era él y que cargaba siempre en su mochila!
Lo conocí a través de las canciones que cantaba y que escuchaba, por ahí compartimos algunas cantaditas y nos sentamos más de cerca en esas reuniones que apenas empezaban a hacerse ritualitos de semana, yo ya había decidido abandonar en busca de otros rumbos. El rumbo que me trajo aquí, a escribir otras historias y a conocer otros lugares y a recordar con ternura esas cosas que me hicieron la vida más amable, en el lugar del que tantas veces quise salir corriendo y luego el viento sopló con suficiente fuerza para arrastrarme adonde quería.

El queda allí y yo sigo compartiendo algunos de esos gustos por las letras y la vida, me siento en el escritorio y lo recuerdo con ternura, su recuerdo me genera una sonrisa y luego a través de un comentario que me remite a ver una película (Mr. Nobody) me quedo pensando cómo hubiese sido de atreverme a conocerlo un poco más… No, fue lo justo, en su afán a veces no se percató de mi existencia y luego en razón de algún elogio respondió con sobria gratitud: Muchas gracias, muchas gracias!

domingo, 26 de octubre de 2014

De Elecciones.


Un domingo cualquiera uno decide levantarse, o no… encender la tv, o leer el diario, tomar un café o un vaso de agua, darse un baño inmediatamente después o dejar para más tarde, salir a caminar o quedarse en casa, hacer ejercicio o una larga siesta, cantar o llorar, comer o hacer dieta, escribir o quejarse luego de no hacerlo.
Cualquiera que sea la elección para un domingo, este día puede cambiar la percepción de la semana, hacer una reflexión sobre todas las cosas que se hicieron y las que no, las que se pudieron disfrutar y las que quedaron pendientes, a fin de cuentas es domingo y ese hecho ya lo hace irremediablemente cargar con el peso de un final que bueno o malo, hasta ahí llega.

Cual es mi decisión para un domingo? Después de haber estado días pensando cómo escribir lo que últimamente venía aconteciendo y la forma correcta o más bien más acertada de expresarlo para que fuera bien aceptado, termino viendo la película de "Julie & Julia" mientras me lleno de motivos, leyendo un poco y recordando… sobre todo recordando, lo mucho que me hacen falta unos buenos abrazos y lo que últimamente otros me han quitado, la mala racha dirían algunos, de perder a mi mascota favorita (sobre la cual no hablaré ahora porque el dolor no acaba), la posibilidad de un empleo y un celular que en la lejanía significa la posibilidad de comunicarme constantemente con los míos. Me quejo mucho, puede ser… pero esto también me permito hacerlo los domingos, porque los domingos también se visten de nostalgia y porque después de todo lo que ha estado pasando, hacer las cosas pensando en la aceptación de otros no trae más que angustias y decepciones, así que este domingo termina en una entrada, que aunque elijan leer o no, hasta aquí llega. Y para la nueva semana, venga lo que venga, espero la llegada del domingo.

"¡Perfecto! Y aunque no esté perfecto jamás pidas disculpas ¡Nada de excusas! ¡Nada de explicaciones!" (Julie & Julia)