miércoles, 15 de mayo de 2013

Retazos de Aprendizaje.

Cuando vine a vivir a este lugar, diferente, distante, ajeno a lo que fue mi rutina durante años, fue inevitable sentir un gran vacío por dentro, sin poder definir exactamente en qué parte del cuerpo se reprime ese dolor.
Hubo al principio de cada día allí un miedo inevitable de enfrentar la vida sin abrazos de mamá, sin sonrisas de apoyo, sin calor de hogar... empecé a crecer y como es natural, a dejar atrás personas y cosas importantes que se volverían recuerdo, y eso era poco comparado con la lucha por lograr los sueños.
Es cierto que todo hace parte del proceso, que hay que crecer y desprenderse para "surgir" en el mundo, pero tambien es cierto por lo que viví allí que el dolor desaparece cuando simplemente se obvian emociones y se acostumbra a la rutina como un hecho temporal necesario para alcanzar la plenitud.
El tiempo allí transcurrió sin prisa, sin llevarse todo ni faltarle nada, fue una etapa de retazos de colores, de grises y brillantes matizados, de sonrisas y sueños, un fragmento de vida de grandeza que me permitió ser luz en el momento justo, cuando todo ese dolor se convirtió en energía y encontré el botón de encendido para iluminar caminos pero antes tuve que empezar por iluminar el mío.